el club de las tejedoras burgalesas se mueve hacia el norte ¡Pero sólo por un día!
Después de la quedada del jueves pasado, las cuatro que estuvimos presentes (Irene, Marta, Nerea y yo) decidimos ir al 4º Salon de las Manualidades de Bilbao. Lo que pasa que en dos turnos distintos: Irene, Marta y yo ayer (viernes, es lo que tiene el paro, que te da mucha libertad de movimientos) y Nerea hoy, con su family creo. (Por cierto Nere, felicidades, ya eres toda una Organizadora Industrial).
Pues sí, nos cogimos un bus a las 8.30 de la mañana y nos plantamos en Bilbao bien prontito, había también una señora que sospechábamos iba para el mismo sitio porque tenía un broche de fieltro muy susceptible de haber sido hecho por ella misma.
Por supuesto fuimos dándole a la aguja y al gancho según íbamos hacia allá, yo haciendo un Baktus con la lana Katia Azteca que me compré el fin de semana pasado en Madrid, Marta un fajín negro de ganchillo e Irene sigue con las cortinas para su madre.
Una vez allí nos metimos al metro, que estaba lleno de marujillas con el panfleto de la feria en la mano, que nos dieron la pista clara de en qué parada teníamos que bajarnos. De hecho fuimos detrás de ellas en plan ¿es aquí, es aquí? nos dijeron que sí y generosamente nos regalaron un vale descuento de 1'5€ para entrar. Buen augurio para el resto del día.
Y al entrar, ohhhh, un panorama de mercadillo navideño y muchas cosas que cotillear. Al lado nuestro unas señoras se quejaban de que era muy pequeño, pero menos mal que era pequeño, porque si no a lo mejor no salimos en tres días.
La verdad es que de lo que más había era de patchwork, montones y montones de puestos de telitas y exposiciones de lo mismo. Había cosas muy bonitas y otras muy, digamos, especiales para mi gusto. Tiendas de abalorios enormes, la mayoría regentadas por franceses, porque esta feria era mitad francesa mitad española, de telas, de lazos, de lanas (muy pocas y todas con las katia big snow), de máquinas de coser, de decoupage, de jabones, de tatuaje de uñas (¡!), de collares, de manualidades para niños...Así que nos pusimos en situación y empezó el rastreo sistemático. Las tiendas de lana resultaron ser una decepción (ni agujas, ni ganchillos ni cositas guays, sólo lanas bastante sosas) hasta prácticamente el último minuto en el que descubrimos un catálogo gratuito de lanas en una tienda llamada Bergere de France (de la casa DMC) que al final trae un montón de patrones muy bonitos. (He descubierto en su página el catálogo que vale 7,50€ y también que venden revistas de ganchillo y punto por 4,50 y patrones sueltos por 1,50, baratísimos y alguno bastante chulo)
Irene atacó sobre todo las tiendas de lazos y telas, Marta se fue más por los abalorios y yo hice la mañana con dos collares preciosos que me compré en la tienda de una francesa muy simpática.
Al final había tanto de todo en todos los lados que te quedabas un poco saturado y bloqueado, en plan quiero esto y esto y esto y aquello y dos de lo de más allá... para terminar dejándolo todo en su sitio y saliendo con las manos vacías.
Creo que podían haberle sacado mucho más partido a la feria con lo de las lanas y también con el fieltro y el fimo, que no había ningún puesto que vendiera brochecitos chulos ni pendientillos y cosas así. De hecho yo iba súper dispuesta a comprarme una de esas diademas con aplicaciones circulares de fieltro tan de moda este año y no había ni una.
Pero bueno, en el fondo me alegro porque si hubiera sido más mercadillo a lo mejor salimos de allí vestidas sólo con un tonel y con 8 bolsas de tonterías en las manos.
Una vez muertas y ya casi a las 5 de la tarde nos fuimos a comer al Casco Viejo, unos bocatas que nos supieron a gloria, ni una ración de lechazo nos hubiera sabido así de bien.
(Atención, ese que llevo puesto es uno de los collares y lo que tenemos entre manos es el catálogo de Bergere)
Y luego al callejeo, callejeo hasta que encontramos H&M y Marta y yo nos compramos sendos sombreros de aire masculino y luego Mango Outlet y allí ya fue el desfase, por lo menos en lo que a mi caso se refiere, porque me lancé a por un abrigo de pelo de la colección Penélope y Mónica Cruz for Mango, un vestido de boda rojo y todos los complementos: bolso clutch, collar tipo azabache y pulsera a juego (total 68€, yupiii), Marta se compró una gabardina amarilla muy bonita e Irene un jersey gris que vale para todo tiempo y ocasión y una pulsera de strass muy elegante.
Y a correr a por el bus que llegamos peladas (de tiempo y dinero).
Foto triunfal por la caza obtenida y fin de fiestas. Esperamos la crónica de Nerea, a ver si se lo pasa tan bien como nosotras.
Ah! Y por cierto, he visto en el blog de Nekane este enlace:
en el que le hacen una entrevista a las chicas de MadridKnits y alaban el hacer punto, la moda que está ya incluso entre las celebrities y dicen que el punto es el Yoga del siglo XXI. Cómete eso defensor de hacer-punto-es-de-viejas.